01 Ago Al Que Madruga…
Por Lorena Ballesteros
Con orgullo puedo decir que, tras años de despertarme muy temprano, he conseguido que mis días sean cada vez más productivos. Indudablemente no se trata solo de poner el despertador a determinada hora, se requiere de disciplina y constancia para que cada mañana sea exitosa.
Antes de seguir con los detalles de mi rutina personal, les contaré un poco sobre mí. Soy Lorena Ballesteros, periodista de profesión y actualmente trabajo de manera autónoma, sin relación de dependencia. Escribo para una revista que trata temas de urbanismo, arquitectura y estilos de vida de artistas, decoradores, emprendedores, empresarios, etc.
Todos los miércoles publico una columna en el diario La Hora; manejo el contenido de mi cuenta de Instagram @booksbylolita; coordino tres clubes de lectura virtuales; doy charlas sobre hábitos de lectura, estudio una maestría en Literatura Avanzada; leo al menos nueve libros al mes; formo parte de la red comercial de Ecoterra, que distribuye productos biodegradables de limpieza; ejecuto estrategias de relaciones públicas; formo parte del Directorio de dos organizaciones; soy esposa y madre de una hermosa niña de 10 años.
Sin afán de presumir, les cuento sobre lo que hago porque quiero demostrarles que sí es posible cumplir con diversos roles y tareas. Lo importante es la planificación diaria. Si mis días comenzaran más allá de las 07:00, no alcanzaría mis objetivos.
El timing es TODO
En mi adolescencia descubrí que soy una alondra, aunque el término lo aprendí años después, cuando leí When: The Scientific Secrets of Perfect Timing. El autor, Daniel H. Pink demuestra científicamente cómo ciertas personas son nocturnas y otras madrugadoras. Las primeras se denominan búhos y las segundas alondras. Los búhos potencian su creatividad en horas de la noche y no conciben entrar a la cama antes de las doce. Las alondras pierden productividad cuando cae el sol, duermen temprano y a las 05:00 ya son capaces de comerse el mundo. ¡Evidentemente soy una alondra!
Recuerdo que mis compañeras de colegio y universidad solían desvelarse estudiando para los exámenes. En una ocasión les seguí el ritmo. ¿Qué sucedió? ¡Casi repruebo! Jamás he vuelto a utilizar esa estrategia. Al contrario, comprobé que, entre las 04:00 y 07:00 consigo memorizar, estudiar, analizar, crear e incluso ejercitarme de mejor manera.
Guiada por las enseñanzas de Daniel H. Pink también supe que es saludable tomarse un vaso de agua minutos después de que suena el despertador. El agua hidrata y mueve el intestino. Pero, una alondra no debe beber agua pasadas las 19:30 porque su sueño profundo se vería interrumpido. Como tampoco es recomendable mirar pantallas más allá de las 21:00.
La importancia del hábito
Les he contado mi historia de madrugones, pero eso es solo una parte del camino recorrido. Llevo años abriendo mis ojos entre 06:00-07:00 (nunca más tarde), pero al menos 12 años despertándome a las 05:00 con un propósito establecido. Al principio lo hacía para ir al gimnasio. Luego se volvió rutina porque fui mamá. Mi hija marcó mis días. Desde que cumplió dos meses comenzó a dormir toda la noche (ella se perfila desde ya como un búho). En ese entonces se dormía a las 20:00 y abría sus ojos a las 05:30. Para alcanzar a bañarme antes de que ella se despertara, yo despertaba a las 05:00. Completaba una serie de tareas hasta las 08:00, en que salía hacia mi oficina (en ese entonces era editora de una revista).
El hábito se quedó. Aunque, años después comencé a trabajar como autónoma, ya era una alondra encausada en su rutina mañanera.
¿Qué hago si soy un búho?
Un búho debe aprovechar sus horas nocturnas para adelantar tareas del día siguiente. Por ejemplo, hacer su lista de pendientes, enviar correos urgentes, crear o generar contenido. Pero, no se recomienda que hagan ejercicio o que mediten por la noche porque su mente está demasiado activa y les resultará difícil desconectar. Un búho deberá encontrar en la tarde, después de su trabajo, un espacio para ejercicio físico y mental.
El Club de las 5AM
Durante la pandemia leí a Robin Sharma. El canadiense, en su libro 5AM Club, desarrolla una estrategia de productividad que impulsa a que los lectores se apropien de sus mañanas. Considera indispensable que entre 05:00-06:00 dividamos la hora en bloques de 20 minutos. Los primeros deben ser para ejercitarse, los siguientes para meditar y los últimos para leer o estudiar. Implementé esta estrategia durante un mes. Y si bien, ahora no sigo la rutina al pie de la letra, de 05:00-06:00 me dedico a leer. Para mí la lectura, junto con el ejercicio, son mis hábitos más importantes.
Cuando comienzas muy temprano, la mañana rinde, parecería que el tiempo pasa más lento.
¿Qué hacer en esas horas?
- Leer (el silencio de esas horas te permite concentrarte mejor)
- Hacer ejercicio porque hacerlo en ayuno te hace quemar más calorías y grasa
- Revisar tu plan semanal y determinar las tareas urgentes de ese día
- Revisar y enviar correos
- Leer newsletters o escuchar podcasts informativos
- Meditar
Descubre y potencia la alondra que hay en ti, es como si el día tuvieras 25 horas.
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