El miedo a comenzar un proyecto nuevo

Por Daniela Nugué

Somos una generación que creció viendo a las emociones como buenas y malas, positivas o negativas, permitidas o prohibidas. Pero, creo (o espero) que eso está cambiando. No me gusta llamar a las emociones como buenas o malas, porque estas son necesarias y adaptativas.

Soy Daniela Nugué, psicóloga clínica, asesora familiar y mamá. Este año después de solo atender de manera online me aventuré a tener un espacio presencial para trabajar. También empecé unos nuevos talleres. Así que por experiencia personal tengo aún “fresco” este tema. Espero que lo disfrutes y tal vez esto, sea el “empujoncito” que necesitas.

Es importante, mencionar que lo que puede llegar a ser positivo o negativo son las reacciones que tengamos con ciertas emociones. Está bien expresar la ira, pero no está bien lanzarle la computadora a mi jefe. Por ello es tan importante la regulación emocional. En mi caso particular, prefiero llamarlas emociones agradables o desagradables, pues hay algunas que nos da gusto sentir y otras no tanto. Por si no las recuerdas, nombraré a las emociones básicas: alegría, ira, tristeza, miedo, sorpresa, asco y desprecio.

Hoy quiero hablarte del miedo. Específicamente el miedo a empezar un nuevo proyecto, trabajo, emprendimiento, etc. Pero, ¿para qué nos sirve el miedo? El miedo nos motiva a actuar o no, para evitar consecuencias negativas, para sobrevivir, defendernos y adaptarnos.

Es importante identificar si este miedo nos paraliza, nos advierte o nos motiva. Si lo enfrentamos o evadimos. ¿Lo haré bien?, ¿seré capaz? ¿me adaptaré? ¿Será un buen proyecto? ¿Será rentable? Son muchas de las preguntas que surgen ante un nuevo proyecto.

 

Hay que tener cuidado en no caer repetidamente en las siguientes situaciones: “todavía no estoy lista”, “cuando esté más fuerte”, “cuando no tenga tantos problemas”. Muchas veces estas frases vienen acompañadas de autoengaño o falta de confianza.

La confianza en uno mismo está muy relacionada con la felicidad, ya que nos permite enfrentarnos a las dificultades de la vida de una mejor manera y a tener relaciones sociales más satisfactorias. Pero, la autoconfianza, no siempre es tarea fácil. No surge por arte de magia y para ello hay que intentar y lanzarse. Por ejemplo, cuando estamos aprendiendo a andar en bicicleta, nos da mucho miedo caer y nos cuesta soltarnos, pero si no nos lanzamos por primera vez nunca hubiéramos logrado andar sin rueditas y luego tener seguridad y soltura al andar en bici.

Esta confianza en uno mismo es la que nos ayudará afrontar de la mejor manera este miedo a un nuevo proyecto.

Ya sea para emprenderlo o para cesarlo, pue a veces el miedo nos indica un riesgo que no vale la pena tener.

¿Cómo identificar si nos falta autoconfianza?

  • Nos da miedo el fracaso, pero nos quedamos en la inacción. Preferimos no hacerlo para no equivocarnos o tener errores.
  • Dudamos de nuestras capacidades y cualidades.
  • Tenemos pensamientos malos y nos centramos en los aspectos negativos propios y de nuestro proyecto. Vemos solo las dificultades y problemas que podrán surgir.

Ahora ¿podemos mejorar o aumentar la confianza en uno mismo?

Sí, nunca es tarde para trabajar en ella. Pero para ello. primero debemos hacer un gran trabajo de autoconocimiento. Muchas veces vamos actuando y relacionándonos por la vida sin preguntarnos: ¿por qué somos así?, ¿por qué actuamos de determinada manera?, ¿Qué cosas disfrutamos hacer y cuáles no?, ¿Cuáles son nuestras fortalezas y debilidades? Entre otras.

Recomendaciones generales que nos pueden ayudar a desarrollar la autoconfianza:

  • Actuar más y no pensar demasiado todo.
  • Aceptar los fracasos como un aprendizaje
  • Evitar las generalizaciones
  • Poner metas o expectativas realistas
  • Felicitar y valorar los pequeños logros.

Recuerda lo que has logrado hasta ahora y lo mucho que quieres cumplir tus sueños para no dejar que el miedo te paralice.

 

 

 

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