Mi Escondite de Papel

Por Ceci Juno

Mi relación con la escritura empezó muy temprano. Recuerdo estar obsesionada con los diarios, libretas, y cuadernos, especialmente esos con candado o los que se veían como salidos de un cuento de hadas. Alrededor de los 6 o 7 fantaseaba con dejar algo importante inmortalizado en algún cuaderno y que alguien un día lo encontrara en un ático, resultando en una película sobre este suceso.

Escribí mi primera canción a los 8 años, y al darme cuenta que podía hacerlo, no paré de escribirlas nunca más. A los 12 ya usaba mis journals tanto para escribir canciones como para “journaling”, aunque no sabía el significado de esa palabra ni que esa práctica existía. Solo sabía que había descubierto un escondite que siempre estaría dispuesto para mí.

Mis cuadernos (varios) se convirtieron en mis mayores acompañantes, siendo mis cómplices para lo que en ese momento pensaba que no podía contarle a nadie más. Escribir era mi manera de desahogarme, de entender los cambios que estaba atravesando, de soñar todo eso que hoy en día estoy en camino de cumplir.

Mis diarios muchas veces sabían cosas que yo no terminaba de comprender aún, pero de lo que sí estaba segura era que el sentimiento de escribir no lo cambiaba por nada. Hay algo tan sublime en dejar palabras sobre papel volviéndolas, para bien o para mal, parte de la realidad. Identifiqué rápidamente que la escritura se convirtió en mi principal refugio, algo que creo firmemente hasta el día de hoy.

Cuando hablo de cuaderno(s) sí me refiero al plural, porque escribir se volvió una parte tan importante de mi vida que nunca fue suficiente para mí tener solo un diario a la vez. Escribir estimula tantas ideas y emociones que siempre sentí la necesidad de clasificarlas en cuadernos con distintas finalidades.

He tenido diarios para componer canciones, para escribir mis problemas, para hacer planes, para documentar viajes, para ayudarme a aprender mis materias, para intentar escribir un libro, y la lista continúa. La escritura ha sido y será siempre el lente a través del cual proceso la vida y entiendo al mundo, y por eso siento necesario “predicar la palabra” para que todos sepan lo mucho que puede aportar el explorar el aspecto creativo de nuestra personalidad.

A raíz de la pandemia, empecé a tomarme la escritura aún más en serio, volviéndola parte de mi práctica diaria de desarrollo personal. He empezado a complementar mis sesiones de meditación con pequeñas sesiones de escritura.

Julia Cameron, autora de “The Artist’s Way” (El Camino del Artista) recomienda que TODOS -no solo artistas o aspirantes a escritores- implementemos: las páginas matutinas, o sesiones cortas de escritura en donde nos permitimos fluir sobre el papel, dejando todas nuestras preocupaciones, nuestros sueños, nuestros planes, o incluso solo un “to-do list” para que ya no nos ocupe espacio mental.

Puedo decir que existe un antes y un después en mi vida a partir de que empecé a incorporar las páginas matutinas en mi rutina. No solo me ha ayudado a identificar muchas áreas de mejora en lo personal y profesional, sino que me ha dado una claridad que no muchas otras prácticas han logrado. 

Por todo esto tuvo tanto sentido embarcarme junto Camila en este proyecto ambicioso de elaborar un journal para escritura creativa en el que logremos transmitir ese sentimiento de calidez y seguridad que nos dan las letras. Para mí, este journal completa un círculo que abrí hace mucho tiempo al empezar a aventurarme en cada página, sin saber que podría estar creando todas esas canciones que me trajeron hasta donde estoy hoy.

Este journal de alguna manera se siente como un homenaje, no solo a esas canciones, sino a todos esos logros que vengo imaginando desde los 8 años cuando soñaba con compartir mi música con el mundo. Espero que a ustedes también los haga soñar en grande y familiarizarse con ese espíritu creativo que todos llevamos dentro. Espero que para ustedes, este journal se convierta en uno de sus varios escondites de papel.